El auge del victimismo, una forma de vida para activistas
Vivimos en tiempos donde la queja se ha convertido en una herramienta de supervivencia.
La responsabilidad individual ha sido sustituida por el resentimiento y la exigencia de soluciones mágicas.
Quienes critican el sistema con más vehemencia suelen ser los mismos que han desperdiciado oportunidades, tiempo y dinero en una vida de placeres inmediatos sin pensar en el mañana.
Ni se preparan, ni ahorran e invierten durante 30 años, toda una vida trabajando bajo la ley del mínimo esfuerzo, pero si fuman, van a restaurantes, tienen buenos coches, y algunos alardean de sus ropajes y viajes por las RRSS, luego la culpa es de los demás.
Cero previsión, máximo disfrute
Muchos de los que ahora y siempre reclaman justicia social han pasado décadas sin preocuparse por su futuro.
No han invertido en formación, niños en mejorar su situación laboral, ni en generar un colchón financiero. Sin embargo, no han escatimado en placeres:
- Tabaco y caprichos diarios.
- Ropa de marca.
- Restaurantes cada fin de semana.
- Viajes costosos para presumir en redes sociales.
- Renovaciones constantes de coche y moto
- smartphones ya sabes de qué precio, más de un salario mínimo.
Y todo eso durante 10, 20, 30 y más años.
No había dinero para prepararse, pero sí para consumir sin medida. Y ahora, cuando la realidad golpea, la culpa recae en otros.
El problema no es el sistema, sino la falta de responsabilidad
Por supuesto, hay quienes realmente han sido víctimas de circunstancias adversas sin haber cometido errores graves. Pero no hablamos de ellos. Hablamos de quienes han tenido opciones y, en lugar de actuar con visión de futuro, eligieron el hedonismo inmediato.
El discurso es siempre el mismo:
- “Es por el sistema.”
- “El empresario es un explotador.”
- «La vivienda es un derecho»
- “El Estado debería garantizar una vida digna.”
Pero lo que no dicen es que, durante años, ellos mismos han decidido ignorar la previsión y la inversión en su futuro.
Y todos juntos somos España, si todos juntos, porque lo hemos hecho posible.
¿Cómo? Pues abandonan la Cultura de nuestros mayores: la del esfuerzo y la del refrán: Quien guarda cuando tiene como cuando quiere
La dura verdad: cada uno es arquitecto de su destino
El victimismo no paga facturas, salvo que te coloques de activista, la indignación no llena la nevera y la queja no construye un futuro estable. Pero vivirán de ti los que ya sabes, con sus chiringuitos y sus milongas.
Lo que sí lo hace es la planificación, el esfuerzo y la disciplina.
Pero claro, asumir esto no es fácil, y mucho menos da likes. Pero si da votos para que todos sigan subiendo las pensiones a los mayores y se perpetre el delito continuado de estafa a sus nietos.
Da más decirlo contrario, y sobre todo da votos para subir las pensiones entre ellos a millones de jubilados que estarían pasando hambre si no fueran por la estafa que están cometiendo contra sus nietos.
¿Hasta cuándo nos tragaremos este sapo? (ver).

«Tragando sapos»