Hacienda rastrea Bizum: el ojo del Gran Hermano que asfixia a los más vulnerables y se inmiscuye en tu intimidad

La Agencia Tributaria ha establecido que todas las transacciones que superen los 10.000 euros anuales, ya sean ingresos o pagos, deben ser declaradas. Esta medida, que en teoría busca combatir el fraude fiscal, termina afectando a los más vulnerables: aquellos que prestan servicios de pequeña cuantía, como los manitas del bricolaje doméstico, las mujeres de la limpieza o los profesores que imparten clases particulares en domicilios.​ Cuando Hacienda rastrea bizum, también analiza con IA tu intimidad

Asfixiando a los más humildes

Mientras el Estado y las Comunidades Autónomas (CCAA) se benefician de esta recaudación —recordemos que el 50% de lo recaudado va a parar a las CCAA, sin distinción de color político—, los más humildes son quienes sufren las consecuencias.

Curiosamente, en este reparto no hay discrepancias. Nuestros señores feudales guerrean entre ellos pero los siervos somos nosotros. ¡Despierta!

Posteriormente, ese mismo dinero se distribuye en forma de subsidios, lo que, en la práctica, se convierte en una suerte de compra de votos con el propio dinero de los ciudadanos.​

Invasión a la intimidad: el ojo del Gran Hermano

Pero la cuestión no termina en la asfixia económica. Hacienda, al rastrear las transacciones de Bizum, no solo controla el flujo de dinero, sino que también se inmiscuye en nuestra intimidad. Cada transferencia revela con quién nos relacionamos, quiénes son nuestros amigos, qué conceptos y cuantías intercambiamos. Es el ojo del Gran Hermano observándonos, y nosotros, como borregos, aceptamos sin rechistar.​

Cuando Hacienda rastrea Bizum, no se limita a verificar si has superado el umbral de los 10.000 euros anuales; va mucho más allá. Utiliza algoritmos de inteligencia artificial para mapear tus relaciones personales, tus hábitos de consumo, tus redes de confianza.

Cada euro que envías o recibes, cada concepto que anotas —“clase de mates”, “limpieza”, “cena con Juan”— es procesado y clasificado.

Así, el Estado comienza a construir un perfil invisible sobre ti:

• con quién te relacionas,
• cuánto compartes,
• qué tipo de servicios usas.

Ya no solo hablamos de fiscalidad, hablamos de control social digitalizado.

No es Hacienda auditando tus cuentas, es un sistema automatizado escaneando tu intimidad, sin orden judicial, sin debate público, sin tu consentimiento expreso. Y tú, como todos, aceptas los términos sin leerlos.

Un paso más hacia el control total

Este es un paso más hacia el control total, preludio de la instauración del euro digital. Una moneda digital que desconoces en qué consistirá, que no has votado y que ni siquiera estaba en el programa electoral de ningún partido.​

El leviatán estatal y su ejército de acólitos

El Estado se ha convertido en un leviatán, una hidra de siete cabezas cuyo bienestar es su única prioridad, no el tuyo. Y un ejército de acólitos fanatizados cree que sus vidas son las mejores posibles, mientras tú eres su presa.​

Es hora de despertar y cuestionar hacia dónde nos dirigimos.

El sapo que te tienes que tragar, ¿lo pagas en efectivo o con un Bizum?

Novela «TRAGANDO SAPOS»