Con ojos de abogado: La declaración de David Sánchez

Todo abogado sabe que la preparación de una declaración ante el juez es crucial. Ya sea en un pleito menor o en un proceso de mayor envergadura, se trata de un acto donde cada palabra, cada gesto y cada silencio tienen un peso significativo.

Por eso, lo que presenciamos en la declaración de David Sánchez, hermano del presidente, es algo que no solo genera perplejidad, sino que debería espantarnos.

La comparecencia de Sánchez no fue una declaración, sino un espectáculo grotesco que oscilaba entre la torpeza de alguien que no sabe de qué va el asunto y la actitud de quien simplemente no tiene el menor respeto por el procedimiento judicial. ¿De verdad debemos creer que esta actuación no estaba deliberadamente diseñada para eludir toda responsabilidad?

La intencionalidad detrás del esperpento

No nos equivoquemos. Lo que vimos no fue fruto del azar ni de la incompetencia individual, sino una estrategia clara y calculada.

Esta gente, como una banda criminal bien engrasada, no necesita largas reuniones para consensuar su próxima jugada. Actúan como un bloque, con un objetivo claro: culminar la demolición de nuestra ya maltrecha democracia y someter a toda una sociedad.

¿Por qué lo hacen? Porque no les queda otra escapatoria.

Su modus vivendi, basado en un sistema clientelar que tiene a miles de mediocres a sueldo, está en riesgo.

Si la justicia, apoyada por una mayoría social consciente de lo que está en juego, llega a hacer su trabajo, esta red de vividores se desmoronará. Y ellos lo saben.

Llamar a las cosas por su nombre es lo políticamente correcto

Hoy más que nunca debemos ser políticamente incorrectos, que no significa otra cosa que ser claros, directos y llamar a las cosas por su nombre. Porque, como bien sabemos, la palabra es Poder. Y precisamente por eso, estos mismos que hoy gobiernan nuestra decadencia, en España y Europa, han hecho todo lo posible para destruir el sentido del lenguaje.

Con teorías sobre la posverdad, «fake news», bulos, fascismo, los mil géneros y demás delirios ideológicos, han conseguido crear una Torre de Babel donde las palabras ya no significan lo que deberían. Este caos lingüístico no es casual; es una estrategia para confundir, dividir y someter. 

La realidad frente al discurso oficial

Mientras ellos siguen construyendo su relato desde medios comprados con dinero público, la calle cuenta otra historia. Y estamos en un momento crucial.

Lo que vemos en el día a día no tiene nada que ver con las imágenes que intentan vendernos. Y cada vez somos más los que estamos dispuestos a alzar la voz y a dejar atrás el miedo.

Porque, como abogado y como ciudadano, no voy a permitir que el miedo o la confusión nublen la verdad. Este es el momento de defender lo que queda de nuestra democracia, de nuestra sociedad y de nuestra dignidad. La declaración de David Sánchez no fue solo un insulto a la justicia; fue una muestra clara de que ellos se ven gobernando una vez culminen su demolición.

En los extremos, a izquierda y derecha, sólo hay unos pocos, la mayoría estamos en mitad de este sinsentido, recibiendo miles de memes, impactos a nuestros sentimientos para desequilibrarnos y con ellos enfrentarnos. 

Pero aquí estamos muchos, decididos a frenarles. Porque aunque ellos han perdido la vergüenza, nosotros no hemos perdido el coraje.

Hoy más que nunca, ser claro y directo no es una opción: es una obligación.