David Sánchez, el juicio y el apagón: casualidades que iluminan la verdad

por Abel Marín
David Sánchez, el juicio y el apagón: casualidades que iluminan la verdad La misma jornada en que se propone abrir juicio oral contra David Sánchez Pérez-Castejón —hermano del presidente del Gobierno— por presunta prevaricación y tráfico de influencias, media España se queda sin luz. Literalmente. Y metafóricamente, también. Porque la noticia, que debería abrir informativos, apenas asoma en los medios con la energía de una vela. No quiero ser mal pensado… pero es que lo ponen a huevo. El auto de apertura de juicio oral no es un simple paso burocrático: es el momento en el que el juez considera que hay indicios más que sólidos para sentar a alguien en el banquillo. Y para garantizar imparcialidad, se aparta del caso. Es decir: la cosa es seria. Muy seria. ¿Y qué hacen los grandes medios? Se encogen de hombros. Publican de pasada. Informan sin ganas. Como si fuera irrelevante que el hermano del presidente esté a punto de ser juzgado por haber conseguido un puesto presuntamente a medida, en un proceso presuntamente manipulado, por un partido presuntamente acostumbrado a hacerlo. Se aferran a la presunción de inocencia como si fuera un conjuro mágico. Y sí, la tiene. Pero no es un comodín para el silencio. No es un escudo contra el interés informativo. Cuando un juez habla con la contundencia que implica un auto de apertura de juicio oral, los medios tienen la obligación de contar, analizar y vigilar. Aunque duela. Aunque moleste. Pero no. Aquí, cuando la justicia se acerca demasiado al poder, se impone la penumbra. El apagón. El “mejor no meneallo”. Y cuando la prensa renuncia a ejercer su papel, no es solo una vergüenza: es una traición. Quizá haya sido una coincidencia. El auto. El apagón. El silencio. Pero cuando las casualidades se acumulan siempre en la misma dirección, uno empieza a sospechar que no hay tanta casualidad… y sí mucha estrategia.

La misma jornada en que se propone abrir juicio oral contra David Sánchez Pérez-Castejón —hermano del presidente del Gobierno— por presunta prevaricación y tráfico de influencias, media España se queda sin luz. Literalmente. Y metafóricamente, también. Porque la noticia, que debería abrir informativos, apenas asoma en los medios con la energía de una vela.

No quiero ser mal pensado… pero es que lo ponen a huevo.

El auto de apertura de juicio oral no es un simple paso burocrático: es el momento en el que el juez considera que hay indicios más que sólidos para sentar a alguien en el banquillo. Y para garantizar imparcialidad, se aparta del caso. Es decir: la cosa es seria. Muy seria.

¿Y qué hacen los grandes medios? Apagan la luz

Se encogen de hombros. Publican de pasada. Informan sin ganas. Como si fuera irrelevante que el hermano del presidente esté a punto de ser juzgado por haber conseguido un puesto presuntamente a medida, en un proceso presuntamente manipulado, por un partido presuntamente acostumbrado a hacerlo.

apagón informativo

Se aferran a la presunción de inocencia como si fuera un conjuro mágico. Y sí, la tiene. Pero no es un comodín para el silencio. No es un escudo contra el interés informativo.

Cuando un juez habla con la contundencia que implica un auto de apertura de juicio oral, los medios tienen la obligación de contar, analizar y vigilar. Aunque duela. Aunque moleste.

Pero no. Aquí, cuando la justicia se acerca demasiado al poder, se impone la penumbra.

El apagón. El “mejor no meneallo”. Y cuando la prensa renuncia a ejercer su papel, no es solo una vergüenza: es una traición.

Quizá haya sido una coincidencia. El auto. El apagón. El silencio. Pero cuando las casualidades se acumulan siempre en la misma dirección, uno empieza a sospechar que no hay tanta casualidad… y sí mucha estrategia.

Este sapos nos lo hemos tragado a oscuras...

 «TRAGANDO SAPOS»

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