Me ha costado más de 50 años de vida —y decenas de miles de euros en pérdidas— entender algo tan simple como brutal: la templanza es la única estrategia que funciona cuando todo se tambalea, así que, calma ante el pánico bursátil.
Sé que para algunos está siendo duro, pero recuerda que el fin del mundo es constante, como el miedo, y los que se aprovechan de él, también.
Así que, unos breves consejos:
- No la intuición.
- No el consejo del cuñado.
- Nada actuar con pánico disfrazado de prudencia.
Cada vez que las bolsas se desploman, los medios se frotan las manos con el tráfico de visitas de usuarios y las audiencias, los profetas del apocalipsis sacan pecho y medio planeta corre hacia el abismo, los «cuñaos» nos dan clases magistrales de su análisis… y muchos vendiendo barato lo que compró caro. Otra vez.
La bolsa no es un juego, aunque muchos se lo toman como un juego, esos son los que pierden siempre, eso lo aprendí de un Gran Maestro: Gregorio Hernández, y de su reciente libro (Independencia financiera de la A a la Z)
He vivido ya suficientes crisis como para saber que los mercados se recuperan. Que el miedo exagera. Que la histeria es contagiosa. Y que el botón de “vender” solo debe tocarse cuando uno está frío como el mármol, no cuando tiembla como un gato en la ducha.
La sangre fría no se enseña. Se entrena. A golpes. A base de ver cómo, por no mantener la calma, acabas tomando las peores decisiones personales y económicas.
Así que la próxima vez que todo caiga y los gráficos se pongan rojos como un incendio, recuerda esto:
Respira. Observa. No actúes todavía.
El mundo no se acaba. Solo se reinicia.
Y si aprendes a no perder la cabeza, ya has ganado más que muchos.
Keep the kalm.
La estrategia más radical es, a veces, no moverse.
Ese sapo aún no toca tragárselo, ¿o sí?
«TRAGANDO SAPOS»
