El Sol y el viento son fachas

por Abel Marín
apagón político

Cuando la luz se apaga, la realidad entra por la ventana. El apagón no es climático, es político. Y lo que viene no es verde, es negro.

Hoy me contaba una venezolana —voz temblorosa, ojos endurecidos— cómo fue el primer gran apagón en su país, hace 25 años. No se lo tomaron en serio. Decían que era culpa del clima, de un sabotaje de USA, de cualquier cosa menos de la ineptitud de quienes mandaban.

Hoy pasan hambre. Literalmente. Cocinan con leña, si tienen. Y viven con miedo, como ratas bajo tierra.

¿Sabes qué pasó? Que pusieron a pilotar el avión a los hijos del político afiliado, al primo del amiguete, al incompetente ideológicamente correcto.

Los cabales ahora somos la fachosfera

Y eso, querido lector europeo, es exactamente lo que estamos haciendo ahora.

El apagón de hoy no es climático. Es ideológico. Es consecuencia directa de una ineptocracia —sí, el gobierno de los ineptos— que ha decidido que la física es opresora y que la energía debe gestionarse como una performance.

Porque claro, el Sol y el viento molan. Son gratis, son ecofriendly, y además salen bien en Instagram. Lástima que no sirven para mantener un hospital funcionando o una acería produciendo.

Pero aquí estamos. A oscuras. Literal y mentalmente. Porque lo que viene no es verde, es negro.

Durante años, una minoría de ingenieros y técnicos —gente seria, sin tiempo para hacer TikToks— ha advertido que el sistema no aguantará. Que sin respaldo térmico, sin planificación racional, sin inversiones reales, esto se cae.

Pero se les ha callado, ridiculizado, cancelado. Porque los niños de papá con mochilas reciclables y masters de pega sabían más que ellos.

Porque una niña exaltada y con problemas emocionales convertida en icono de ignorantes nos dijo que estábamos robando su futuro. Y había que obedecerla.

Así que lo hicimos. Cerramos nucleares. Demonizamos el gas. Criminalizamos el carbón. Y convertimos la energía —pilar básico de toda civilización— en un campo de batalla moral.

¿Resultado? Cientos de miles de personas sin luz, industrias que cierran, facturas impagables… y esto no ha hecho más que empezar.

¿Y ahora qué? ¿A quién le echamos la culpa? ¿Al Sol? ¿Al viento? ¿A Putin? ¿A Marte en Capricornio?

No. La culpa es de vosotros. De los que habéis preferido el relato al dato, la emoción a la razón, el postureo a la competencia.

Y de los que habéis permitido que los ineptos se sienten en los mandos por ser «de los nuestros».

Europa no se muere de frío. Europa se muere de estupidez.

Y cuando todo se hunda —porque se hundirá— no digáis que no se avisó. Porque mientras apagáis la luz para salvar el planeta, lo que estáis matando es la civilización.

Aún con la luz de las velas… te conviene leer

 «TRAGANDO SAPOS»

You may also like

Deja un Comentario

* Utilizando este formulario, aceptas que se queden guardados tus datos en esta web.