Europa: del equilibrio al desconcierto (5)

por Abel Marín
DESCONCIERTO EUROPA

De actor mediador a mero espectador en desconcierto: ¿qué le pasa a Europa? Fanfarria, verborrea y pérdida de relevancia e iniciativa.

Hubo un tiempo en que Europa era el contrapeso. El punto medio entre la fuerza bruta americana y el autoritarismo rampante de Oriente. Tenía voz propia. Tenía criterio. Tenía ambición.

Hoy, lo que tiene es miedo, burocracia y dependencia.

Mientras el mundo se polariza, Europa se pierde en sí misma. No lidera, no incomoda, no propone. Observa. Reacciona. Y firma comunicados con tono grave, que ya no impresionan a nadie.

Estados Unidos bombardea, Rusia invade, China compra. ¿Y Europa? Debate sobre si usar lenguaje inclusivo en resoluciones que nadie va a leer.
Cuando hace falta firmeza, ofrece retórica.
Cuando hace falta estrategia, ofrece multilateralismo hueco.
Cuando hace falta presencia, se esconde detrás de la OTAN.

Y no es porque le falten recursos: le falta voluntad. Europa quiere jugar en la Champions geopolítica, pero no quiere entrenar, sudar ni arriesgarse a una lesión. Quiere prestigio sin poder. Paz sin fuerza. Influencia sin consecuencias.

El resultado es que ya no la toman en serio. Ni sus enemigos ni sus supuestos aliados. Porque para ser un actor global no basta con tener principios: hay que tener agallas.

La Unión Europea se ha convertido en una potencia normativa sin alma ni músculo. Regula, pero no disuade. Predica, pero no defiende. Y en un mundo donde lo simbólico ya no vale, eso equivale a irrelevancia.

Si Europa no quiere ser arrastrada por el nuevo orden, tiene que dejar de ser comentarista y volver a ser protagonista. Pero para eso hay que asumir riesgos. Y renunciar a cierta comodidad.
Y eso, por ahora, parece pedirle demasiado.

QUIZAS DEBAMOS NEGARNOS A SEGUIR…

 «TRAGANDO SAPOS»

You may also like

Deja un Comentario

* Utilizando este formulario, aceptas que se queden guardados tus datos en esta web.