Desde el inicio del guerra entre Ucrania y Rusia, ha quedado claro que todas las guerras son, en última instancia, un gran negocio, y una tragedia para seres humanos que son marionetas de sus gobernantes.
Sin embargo, lo que parece haber escapado a la comprensión de Volodímir Zelensky es que ha sido un Tancredo, un tonto útil en una jugada mayor.
Ucrania ha sido utilizada como un peón en una estrategia de desgaste contra Rusia, pero la factura la está pagando el pueblo ucraniano.
La Unión Europea, por su parte, también ha sido timada en su papel de “defensor del orden internacional”, mientras desviaba recursos de su lucha contra el cambio climático, ese mismo que, según nos dicen, salvará el planeta.
La identidad y el conflicto: Un choque de nacionalismos que termina en guerra
La guerra entre Rusia y Ucrania no se entiende sin analizar su base histórica y social.
Ucrania ha sido un territorio disputado a lo largo de la historia, con influencias polacas, lituanas, rusas y soviéticas. La independencia de 1991 significó una pérdida estratégica para Rusia, pero también generó una división interna dentro de Ucrania.
- El oeste y el centro de Ucrania han desarrollado un fuerte nacionalismo anti-ruso y una orientación proeuropea.
- El este y el sur de Ucrania, en cambio, tienen una identidad más próxima a Rusia, con una población mayoritariamente rusoparlante.
- Crimea fue parte de Rusia hasta 1954 y su anexión en 2014 fue el detonante de la escalada actual.
Mientras en Europa se ha presentado el conflicto como una lucha entre democracia y autoritarismo, la realidad es mucho más compleja. No se trata solo de intereses geopolíticos, sino de un conflicto de identidades que ha sido aprovechado por distintas potencias para sus propios fines.
Esos relatos historicistas, que no dejan de ser rancio nacionalismo de siempre sirve de eslogan emocional a sus respectivos pueblos para que sacrifique a sus jóvenes en la crueldad de la guerra.
Rusia y la pérdida de territorios: Un sentimiento de humillación nacional
Para Rusia, la disolución de la URSS no solo fue una crisis política y económica, sino también una pérdida territorial sin precedentes. Regiones como el Donbás, Crimea y Transnistria quedaron fuera de su control, pero no así de su área de influencia.
- Crimea fue rusa durante siglos y su transferencia a Ucrania en 1954 se hizo bajo el totalitarismo soviético.
- El Donbás, con su gran número de rusoparlantes, ha sido el principal foco de conflicto desde 2014.
- La élite rusa, incluyendo a Putin, ha presentado el conflicto como un intento de restaurar la dignidad nacional perdida en 1991.
El Juego Global: La inestabilidad del Derecho Internacional
Las actuaciones de los Estados en conflictos como el de Ucrania reflejan la inestabilidad del Derecho Internacional, especialmente en Occidente. Mientras que en Rusia la línea de acción es clara y continua bajo la dirección de Putin, en las democracias occidentales la política exterior cambia con cada ciclo electoral.
- Estados Unidos es un caso paradigmático. La Administración Biden ha optado por una línea dura contra Rusia, enviando miles de millones en ayuda militar a Ucrania. Sin embargo, al regresar Trump al poder va cambiar la estrategia por completo, dejando a Ucrania a su suerte.
- La Unión Europea es un caos político. No es una entidad federal, ni siquiera confederal, sino un entramado de tratados entre Estados que rara vez se ponen de acuerdo en política internacional. Su reacción al conflicto ha sido incoherente y, aunque ha intentado mostrarse unida, la falta de una política exterior común y su inoperancia han debilitado su influencia real en el conflicto.
Ucrania como peón de un juego mayor
La guerra en Ucrania es el resultado de una combinación de factores históricos, identitarios y geopolíticos. Si bien los intereses económicos y estratégicos de las potencias son fundamentales, también es crucial entender la base social del conflicto. La alternancia política en Occidente genera un Derecho Internacional inestable, donde las reglas del juego cambian según la administración de turno. Y en este tablero, Ucrania ha sido sacrificada como peón, con Zelensky jugando un papel que tal vez ni él mismo entienda del todo.
Daños colaterales: este chiste lo pagas tú ¿a que no te hace ninguna gracia?
Mientras tanto, la Unión Europea sigue atrapada en su propia burocracia, pretendiendo salvar el planeta con políticas climáticas que, en este contexto, parecen poco más que un chiste amargo.
Aunque ahora la mayor parte de la factura la debemos de pagar los Europeos, y nos preguntamos ¿cómo? ¿con qué dinero? ¿Con más impresión de moneda, devaluación e inflación? ¿Sobrevivirá el euro?
«Tragando sapos»
