La envidia y las 10.000 horas: salir del lado oscuro

por Abel Marín
envidia

La envidia: admiración convertida en frustración

La envidia no es otra cosa que admiración mal digerida, pero que se manifiesta en desear algo que otro tiene o sabe hacer. Surge cuando vemos en otro lo que podríamos haber sido, pero no somos. Cuando intuimos que otro ha recorrido un camino que nos exige demasiado esfuerzo, constancia o sacrificio, y decidimos que es más fácil despreciar que construir.

La envidia es la admiración que se rindió antes de comenzar el camino.

¿La solución? Sal del lado oscuro. Deja de mirar de reojo al que avanza. Comienza tu camino. Empieza hoy con las primeras 100 horas, luego las primeras 1.000. Y antes de darte cuenta, estarás admirando sinceramente a quienes lo consiguieron, porque tú también estarás en camino. Y sabrás lo que cuesta.

Diez mil horas o una tarde

Hay trabajos en los que basta una tarde para aprender lo esencial. Y hay otros que exigen diez mil horas. La diferencia entre una vida mediocre y una vida maestra está ahí: en dónde decides invertir tu tiempo.

Muchos optan por lo cómodo: tareas simples, repetitivas, sin reto. Prefieren ser operarios fácilmente sustituibles. Otros, cambian constantemente de empresa, saltando de flor en flor, sin enraizarse ni dominar nada. No entienden que cambiar de entorno también es volver a empezar.

La excelencia no se improvisa. Se cultiva. Y para eso necesitas tiempo, errores, reflexión, superación de la frustración y muchas horas haciendo lo difícil, no lo cómodo.

No basta la formación, también hace falta educación

Puedes no tener títulos ni experiencia, y aun así ser una persona valiosa. Porque hay algo que ni el currículum ni LinkedIn miden: la educación. La actitud. El trato. La manera de estar y de hacer sentir a los demás.

Hay personas con las que da gusto trabajar. Porque son amables, empáticas, responsables. Porque suman, no restan. Y hay otras, con formación técnica brillante, que simplemente intoxican el entorno.

Reciprocidad: la ley que siempre se cumple

¿Como cliente qué esperas? ¿Cortesía o desprecio? ¿Profesionalidad o apatía? Ahora da la vuelta a la pregunta: ¿Cómo tratas tú a tus compañeros, a tus jefes, a tu equipo?

En cualquier entorno, profesional o personal, hay una ley que opera de forma tan inexorable como la gravedad: la reciprocidad. El respeto genera respeto. La excelencia atrae excelencia. El desprecio, más desprecio.

Tú eliges de qué lado estar.

«La envidia es la admiración que se rindió antes de comenzar el camino.»

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