Mentores vs. Coaches de tres al cuarto

por Abel Marín
mentor

No necesitas un coach de pago. Escucha al mentor cercano que ya ha vivido, te conoce y te quiere bien. Siempre ha estado ahí.

Vivimos en la era del humo, donde un tipo arruinado se convierte en referente solo porque tiene buena labia, una marca personal cuidada y una legión de seguidores que lo validan por repetición. 

El problema no es el coaching, sino lo que hemos permitido que se convierta.

Hoy, cualquiera que haya fracasado tres veces, haya leído dos libros de autoayuda y domine el algoritmo de Instagram, puede proclamarse experto en liderazgo, resiliencia o propósito.
Pero no.

No puede ser coach alguien cuya vida y negocios han sido un desastre sostenido.
Y encima venirte a contar que sus fracasos lo catapultaron al Olimpo del Coaching. ¿Perdón?

El hecho de que te hayas perdido durante años no te convierte en guía. Solo demuestra que no sabías por dónde ibas.

Yo, sinceramente, prefiero al mentor.

Y tengo tres razones que no pienso negociar:

  1. El mentor transmite sabiduría, no frases de TikTok.
    No improvisa. No copia. Habla desde la experiencia, desde las cicatrices.
    Lo que sabe lo ha vivido. No te vende un método: te muestra lo que hizo cuando no sabía qué hacer.
  2. No cobra por ayudarte. Te elige. No pone su tiempo a la venta en una landing con descuento por pronto pago. No busca clientes, busca continuadores. Su conocimiento no es un producto, es un legado. Y no lo entrega al primero que pasa.
  3. No necesita contarte su historia: la ves en su vida. No presume de sus errores como si fueran medallas olímpicas. No romantiza su fracaso. Vive con coherencia.

Y eso se nota, aunque no lo diga.

Estoy harto del coach de tres al cuarto.

Del tipo que te cobra 300 euros por decirte que eres suficiente mientras él no puede sostener su vida sin impostar grandeza en redes.
De los que viven del “contenido inspirador” y no de sus propios actos.

Yo no quiero más cuentos.
Quiero hechos. Coherencia. Personas que inspiran sin decirlo.
Mentores, no charlatanes.

La crítica es hacia la burbuja del Coaching.

Hacia esa industria que ha convertido en negocio lo que siempre fue un vínculo humano: el de quien enseña desde el corazón.

Lo que ha funcionado siempre es un mentor cercano.

Uno que te acompaña sin postureo, que te da consejos porque le importas, y que no necesita cobrar para darte valor.

Nuestro Código Civil todavía recoge frases de sabiduría milenaria.
Cuando leí por primera vez, en 1991, la expresión “con la diligencia del buen padre de familia”, me impresionó. Esa frase concentra siglos de verdad práctica.

Como el Derecho Romano, lleno de sentencias que aún hoy podrían colgarse en las paredes de cualquier empresa, escuela o despacho.

Porque desde los principios de la civilización, el que enseña de verdad no lo hace por dinero.

Lo hace porque ve en ti algo valioso.mentor

Porque quiere evitarte las piedras que él ya pisó.

Así que deja de buscar coaches de pago.

Abre los ojos: tienes mentores muy cerca.

Puede ser tu padre o tu madre.
El padre de tu mejor amiga.
Ese maestro que, incluso en aulas difíciles, lograba que los más revoltosos lo escucharan en silencio.
O un compañero de trabajo que te lleva 15 años de ventaja, del que conoces la historia, y que te quiere bien.

No buscan aplausos. Solo quieren que te vaya bien.

Escúchalos. Ellos son los que, hoy y siempre, pueden ayudarte de verdad.

You may also like

Deja un Comentario

* Utilizando este formulario, aceptas que se queden guardados tus datos en esta web.